Usted me gusta así, como es usted, con su decisión de ser lo que quiera ser, con su talle y con su pelo suelto, no porque se lo pida, sino porque usted lo eligió. Su sensualidad está en su pensamientos y en su actuar, no en su maquillaje.
Usted es la mezcla perfecta de inocencia, prestancia y altivez. Así, sin necesidad de aprobación pero con esa sensibilidad tan suya cuando recibe una flor. Su mejor arma es su sonrisa, no el tamaño de su escote.
Me gusta así, como es usted, porque los años adornan su caminar y el embeleso sentido, no es porque lo merezca, sino porque usted me lo regala... o me lo quita. No hice nada, ha sido usted quien me premia con sus ojos.
Usted me gusta de todas formas, y me gusta más porque no precisa de mí, precisa de sus convicciones, de sus elecciones, precisa solo de usted. Que me elija para toda la vida, sería sencillo... que me elija cada día, todos los días, es mi bendición.